«EL FRENTE DE MÁLAGA Y “LA DESBANDÁ” A TRAVÉS DE LAS FUENTES CONTEMPORÁNEAS»
Mirta Núñez Díaz-Balart
Profesora titular en el Departamento de Historia de la Comunicación Social. Universidad Complutense de Madrid.
El frente de Málaga, notablemente aislado del resto de la España republicana, presentaba características del periodo miliciano que habían desaparecido en la fecha de la caída de la ciudad, el 8 de febrero de 1937. Lo cierto es que el frente sur guardaba particularidades que en otros frentes ya no existían en esa fecha en la que coincide la huida de miles de personas desde Málaga hacia la costa, pasando por Motril y Almería. Al dramatismo del hecho, se añade el bombardeo aéreo y artillero sobre la población civil en el que intervienen fuerzas extranjeras.
En el periodo miliciano en el que aún se encontraba Málaga se había sabido dar una respuesta popular al golpe militar, pero, con una mayor desorganización respecto a otros frentes republicanos. En Málaga sobresalen elementos propios como la supervivencia de los vínculos existentes entre las provincias andaluzas fuera del marco madrileño y, sin embargo, de cierta lejanía informativa respecto a los restantes frentes.
Aun así, desde el primer momento existe un órgano de las Milicias Andaluzas en el seno del Quinto Regimiento. En el órgano bimensual Jaca, portavoz del batallón Alto Aragón, aparece el lema “Un día para Madrid y otro para Málaga”, para lo cual se hace” un llamamiento que recoge la notable cifra de 13.159 pesetas[1]
Con la pervivencia de las milicias, los problemas que se habían evidenciado crecen progresivamente: “Nadie podrá obrar por su cuenta en el aspecto militar (…) Todos los milicianos quedan obligados a cumplir las normas de los comités de Batallón y delegados de centurias y grupos (…) Y acatará sin discusión los lugares que se le señalan tanto en el frente como en la retaguardia (…) Todo miliciano que no acate las normas del Comité de batallón, centuria o grupo, será sancionado por su grupo, si la falta es leve, y por el comité de batallón, si la falta es grave (…) Se considera falta grave la deserción, el abandono del puesto, el sabotaje y proferir frases que determinen desmoralización (…)”[2]
La irrupción de la guerra en la ciudad andaluza implicó que se hace tangible para los malagueños lo que en otros lugares llevaban ya muchos meses a la luz:
“Al llegar al puente final de la Alameda descubrimos que las balas pasaban entre las ramas de los árboles y rebotaban en el parapeto de piedra (…) tuvimos que atravesar un barrio popular. Las calles estaban llenas de hombres y mujeres que se afanaban como hormigas cuando se mete un palo en el hormiguero. Unos cuantos corrían pistola en mano para unirse a la lucha, mientras que los demás hablaban excitados. Llegamos a la carretera general y conseguimos que un camión nos dejara en casa”[3]
En el frente sur hay una continuidad del combate ideológico contra los sublevados, más allá de los primeros meses de la guerra en 1936. En él se contrapone la crítica y la ironía como que los rebeldes alcen la bandera de la religión católica en su fórmula más ultramontana y, sin embargo, cuenten con los llamados moros musulmanes para el avance del Ejército de África en la península, donde causaban pavor.
La Desbandá en busca de refugio
Todo lo que se va conociendo de las atrocidades del ejército sublevado en su paso por Andalucía, ha llevado al intento actual de “dignificar” el itinerario de la población en huida, la llamada Desbandá, ha sido rechazado por los partidos de la derecha. Las palabras del diputado López Cano al respecto fueron especialmente precisas: “La pregunta no es por qué traemos esto aquí 85 años después, la pregunta es por qué hemos tardado 85 años en hacerlo.
Sin embargo, a día de hoy, aún se mantiene en muchas ciudades, entre ellas Madrid, una calle dedicada al Crucero Baleares, uno de los principales responsables del bombardeo de Málaga, La calle fue restituida por el alcalde del PP de la capital, José Luis Martínez Almeida, para arrancar el legado de la izquierda en el municipio. En lugar de Barco Sinaia, aquel que transportó refugiados españoles a México, el alcalde restauró la denominación dedicada al barco que había bombardeado de forma inmisericorde a la población civil malagueña en retirada [4]
El pulso de aquel momento nos lo da este periódico de guerra:
“Málaga hoy, como Madrid ayer, hará morder el polvo a los homicidas extranjeros (…) la unidad irrompible de la UGT-CNT hará añicos todos los planes criminales. En Málaga como en Madrid, nuestro partido hermano, el PC, se ha colocado al frente de las masas (…)”[5]
La evolución desfavorable de la guerra en Andalucía es interpretada, a veces, con tópicos que recurren a las viejas y superadas razones de raza y clima “Todavía sigo pensando que fue mérito de los malagueños el que no mostraran en general ninguna disposición para la guerra. Era gente pacífica y quería participar lo menos posible en esta guerra innecesaria”[6]
El ensañamiento de los bombardeos sobre Málaga, aéreos y artilleros sobre la población de la ciudad, que no evitaron hospitales y casas de socorro
El estudio que hacen Lucía Prieto y Encarnación Barranquero es sencillamente, impresionante por su variedad. por el abanico de temas que están presentes a través de ellos y en la actualización de las fuentes bibliográficas, bien entrelazadas en el propósito de presentar el complejo escenario de la realidad[7]
MÁLAGA, BANDERA DE LUCHA
Será la pérdida de Málaga la que haga reaparecer la presencia del binomio Milicias-Ejército Popular Regular en la prensa republicana. En realidad, ese dilema estaba resuelto oficialmente cuando en octubre de 1936 se establece el retorno al Ejército Popular regular propiciada por la situación límite en que se encontraba Madrid. Las reivindicaciones de la zona republicana marcan el eje de lo que encontramos en las publicaciones:
“(…) no queremos hacer mención a las causas que han originado la pérdida de la bella Málaga, hablemos, eso sí de la hermosa y espontánea reacción que se ha producido en el seno de la clase trabajadora. Han sido todos, sin excepción, los que se han levantado pidiendo unidad en la retaguardia, el mando único, Ejército Popular, así como la movilización general obligatoria (…)”[8]
A Vencer, otro de los periódicos de frente, dedica sus exequias a la ciudad perdida en manos del enemigo:
“Se ha perdido Málaga. No debemos negar la importancia de esta derrota (…) Más no hay mal que por bien no venga. Todas las organizaciones han cesado ante el peligro, en sus pugnas. Todas han reconocido que no debe haber luchas partidistas, que se debe luchar por el Frente Popular. Se está haciendo realidad el Servicio Militar Obligatorio, se están eliminando los emboscados de las organizaciones. De esta realidad hay que sacar experiencias (…) Sobre todo, ganar la guerra luchando por la República Democrática de nuevo tipo” *.
Málaga se convierte en una bandera de lucha y en un aliento para analizar tanto los errores cometidos como su resolución:
“Málaga hoy, como Madrid ayer, hará morder el polvo a los homicidas extranjeros (…) La unidad irrompible de la UGT-CNT hará añicos todos los planes criminales (…) En Málaga como en Madrid, nuestro partido hermano, el PC se ha colocado al frente de las masas (…)”[9]
La enorme conmoción que ocasionó su pérdida en todo el frente republicano sirvió de campaña de atención sobre los problemas estructurales de la defensa republicana y reforzó la búsqueda de responsabilidades y enseñanzas. La preocupación sobre el funcionamiento del frente sur se expresa en textos como éste de Oselito, conocido humorista en la prensa de guerra de la época: “(…) Es necesario movilizar el sur, movilizar en las fábricas, en batallones de reserva para defender a la patria en peligro, en brigadas de asalto o en los frentes”**. El dibujante dedicó algunos de sus mejores dibujos a la huida de Málaga, como parte de un conjunto de ilustraciones que siguen la senda de las pinturas negras de Goya, publicadas en las Ediciones Solidaridad, que poseen una gran intensidad ideológica y propagandística.
La investigación precursora realizada por Antonio Nadal contiene aspectos interesantes, entre ellos, la transcripción de las famosas charlas radiofónicas de Queipo de Llano pero también mucha literatura propagandística de los insurrectos [10]. En las zafias Charlas se incluían numerosos infundios, que eran jaleados por los suyos:
“(…) Ha llegado a Sevilla un muchacho que ha conseguido escapar de Málaga y cuenta horrores de lo hecho allí por aquellos salvajes. Ya han terminado de fusilar a los hombres y ahora han comenzado con las señoras distinguidas de la capital, de las que fusilan varias diariamente (…)”[11]
Frente a la cara más negra se exalta con crudeza propagandística “el entusiasmo de la población fue delirante; antes hubo una pequeña resistencia de unos locos que paquearon haciéndonos algunos heridos y hubo necesidad de terminar con ellos, ocasionándole 80 muertos. El número de prisioneros es grande (…) Málaga se encuentra como el despertar de un sueño (…)”[12]
El dramatismo de la huida de miles de hombres, mujeres y niños hacia la costa, aterrorizados por el bombardeo artillero de los barcos nazis y aéreos sobre la población civil, cobra miles de vidas humanas. El éxodo se ve acompañado por la muerte de mandos como Remigio Verdía Jolí, jefe del arma submarina republicana, lo que significó una enorme pérdida para la República. Verdía tenía un largo listado de cargos y honores desde la comandancia del submarino C-6 y había sido capitán de corbeta. Mientras, Baudilio Sanmartín, jefe de la Base Naval de Málaga, se dirigía a la cabeza del ejército del Sur con dramáticas peticiones de ayuda. El libro se inicia con un poema de César Vallejo:
“¡Málaga, sin padre ni madre, ni piedrecilla, ni horno, ni perro blanco! Málaga, sin defensa donde nació mi muerte dando pasos y murió de pasión mi nacimiento! Málaga caminando tras sus pies, en éxodo, bajo el mal, bajo la cobardía, bajo la historia cóncava, indecible![13].
En una de las ilustraciones preside este título especialmente explícito: “Persecución de la población civil de Málaga, rodeada por el estallido de bombas y gritos a tono con el dramatismo de la situación[14]
Las palabras que se dirigen al enemigo desde este órgano del Comisariado presentan otra visión más de lo vivido en el frente:
“(…) Militares traidores, acordaos de Málaga, de sus calles y carreteras pobladas de cadáveres. Recordad Guernica, monstruos abominables. Haced memoria de Badajoz. Si nos faltaba algún motivo para intensificar la lucha contra el invasor, la canalla hitleriana lo proporciona bombardeando Almería”[15] Se reproducen también las notas oficiales que denuncian el empleo de gases venenosos contra la población.
Málaga es usada como campo de pruebas de la propaganda de atrocidades, ya muy conocida desde la Primera Guerra Mundial, pero no así en España que había sido neutral. El testimonio de Antonio Bahamonde, delegado de propaganda del gobierno insurrecto, servía a los objetivos de los rebeldes y así enviaban las órdenes para el uso de fotos trucadas de hechos sangrientos y salvajes que van a ser atribuidos a los republicanos.
“(…) Esos actos de salvajismo feroz sólo han existido en la imaginación calenturienta de Queipo y del sádico Millán Astray, que era el que muchas veces ordenaba propagar hechos truculentos para que no decayera la tensión de las gentes y reavivar el odio hacia los autores de estos falsos crímenes”[16].
Gamel Woolsey, esposa de Gerald Brenan, ambos vecinos de la localidad malagueña de Churriana, describe muy bien las artimañas de la propaganda:
“(…) algunos escritores alemanes han alabado de modo imparcial la propaganda británica durante la última guerra, las historias de bebés con las manos cortadas, de canadienses crucificados de fábrica de cadáveres y todo el resto de la manufacturada evidencia con el que se alimenta el ávido público. Señalan que fue muy efectiva para levantar la moral de la gente y que es un ejemplo perfecto para imitar en la próxima guerra”[17]
Lo cierto es que el libro de Woolsey es ameno y sin pretensiones con el deseo de testificar sobre lo visto y lo oído. Acogidos en su casa una familia de ricos españoles, susceptibles de convertirse en víctimas de los incontrolados, la inicial simpatía del padre de familia bajo el nombre de D. Carlos, se torna en temor progresivo por” sus alusiones desenfadadas a los miles de personas que iban a fusilar cuando los nacionales entraran en Málaga nos producía gran temor. No podíamos dejar de pensar que era eso lo que iba a ocurrir (…)”[18]
Woolsey se distancia de otros británicos y relata la frivolidad y el desconocimiento con que se acercaban a la tragedia española muchos británicos que “repetían con fruición historias de atrocidades despreciando a ese extraordinario pueblo español o consolándose con el hecho afortunado de que el General Franco fuera un caballero. La esposa de un militar denigraba a los rojos criminales que habían traído a los salvajes moros para atacar a su propio país”[19]
Bahamonde comenta el uso de “una propaganda habilísima a base de documentos fotográficos”. En la división hay dos fotógrafos, los hermanos Burgos, dedicados exclusivamente a estos fines. Reproducen en todos los tamaños y posturas las personas que son víctimas de accidentes fortuitos. Sacan fotografías de los cadáveres de los fusilados. Cientos de éstos han sido mutilados y quemados bárbaramente para sacar fotografías y con todo género de detalles, exhibirlas en España y en el extranjero, diciendo que son crímenes feroces cometidos por los rojos (…)”.
La familia Queipo de Llano se encuentra entre un elenco de potentados con el clásico ennoblecimiento con el que se vinculaba oligarquía, nobleza y alto mando militar, consolidado desde el XIX español. En el libro ya clásico de Jesús Ynfante, reeditado para la España actual, consta así[20] Bahamonde analizaba el planteamiento de las noticias para actuar sobre ellas:
“Se presentaba a Málaga como una ciudad completamente saqueada. Los comercios y almacenes habían sido desvalijados de todas sus existencias, repartiéndose el botín entre los dirigentes. Efectivamente, al liberar la ciudad los italianos, comerciantes de Sevilla fueron a la ciudad saqueada a comprar gran cantidad de artículos que escaseaban y que en Málaga existían en todos los almacenes.[21]
Por parte del gobierno legal se contaba con la labor de magníficos fotógrafos de todo el mundo que se van a convertir en maestros del fotoperiodismo en la guerra de España. Una de las múltiples recopilaciones es la que consta bajo el título “Maestros de la fotografía”: Robert Capa, David Seymour, Agustí Centelles. Gerda Taro[22] En otras ocasiones, se circunscribe el análisis a los círculos académicos,[23].
Lo cierto es que en 1937 todavía se profundizaron algunas de las medidas revolucionarias cuando ya se había establecido la desaparición de las milicias y de las mujeres en el frente. Pero en la actualidad malagueña aún se anunciaba la convocatoria “del primer mitin femenino en la historia. Fue organizado por el Radio 2 del Partido Comunista de España en el Cine Petit Palais de Málaga donde, entre otras mujeres, intervino Anita Carrillo, presentada como la responsable política de una de las compañías del batallón México”[24]
La aportación de Manuel Barrios es importante como periodista de investigación de primera hora, aunque no se ciñese a las fórmulas de reconocimiento de fuentes que utiliza hoy la investigación histórica[25]
La actuación humanitaria del médico y cirujano canadiense Norman Bethune permite tomar el pulso de la dramática situación de Málaga, con miles de personas huyendo mientras eran bombardeadas por tierra, mar y aire. Una vez fuera de la España en guerra se mantendría su vínculo humanitario, entonces con la China revolucionaria de Mao Ze Dong y también en iguales circunstancias dramáticas: “¿por qué no recibimos más ayuda, ni de China ni del extranjero (…)? Doscientos mil soldados, dos mil quinientos heridos en nuestros hospitales, , más de mil batallas al cabo de un año y únicamente cinco médicos chinos diplomados, otros cincuenta sin formación y un solo médico extranjero para todo ese trabajo”[26] (p.100)
La excepcional vida y filantropía de Norman Bethune se resume en varias ediciones de su libro. La atención que le presta desde hace años, Jesús Majada al tema, tuvo una de sus expresiones en una exposición precursora bajo el título “El crimen de la carretera de Málaga-Almería (febrero de 1937)”, cuyo catálogo fue editado por la editorial Pepitas de Calabaza, a la que se añadió la edición de una conferencia en la que se defiende una precursora medicina socializada.
Así relata Bethune “la desbandá”:
“Se aproximaba a nosotros un hombre que llevaba un burro por una cuerda, arrastrando los pies, cabeceando, con un niño atado a la espalda, en un mantón- Al burro lo coronaban un colchón, ollas y sartenes, un par de botas, mantas, una jarra de agua. Un niño se colgaba del rabo del asno. Detrás, iba una mujer con un crío en brazos, y tras ella, un anciano renqueante con un bastón, arrastrando a otro niño de la mano”[27]
Bethune, horrorizado, hacía cálculos sobre la procedencia y número de los que huían:
“Si eran de Málaga llevaban andando por lo menos cinco días con sus cinco noches, ¿era posible? Aquella señora anciana con úlceras abiertas en las piernas, ¿podía haber sobrevivido cinco días y cinco noches a cielo abierto? Y allí estaba, arrastrando su capa en el polvo, engullida por el paso del camión. Y los niños…de todas las edades, la mayoría descalzos ¿era posible asimismo que hubieran sobrevivido?[28]
Uno de los casos entre los miles de los refugiados de la tragedia vivida fue el de “cuarenta niños y dos mujeres hacinados en el camión y en la cabina. La mitad de ellos, sentados en el suelo; para los restantes, quedaba únicamente espacio para ir de pie”[29]
La misma editorial publicará años después (2022) igual contenido con otro título: La desbandá. El crimen de la carretera de Málaga a Almería y otros escritos[30] donde se incorporan las fotos que hacen Bethune y su ayudante Hazel Sise, durante la Desbandá. Bethune representa la solidaridad sin límites hasta la muerte pues entrega toda su existencia y conocimientos, primero a la España democrática y luego, a la China revolucionaria. Otro de los extranjeros más célebres que estuvo en Málaga en aquellos momentos cruciales fue Arthur Koestler como corresponsal que fue apresado y condenado a muerte. El relato de su estancia en la prisión esperando la muerte fue compendiado bajo el título Diálogo con la muerte. Un testamento español, de inmensa hondura. Koestler hace este diagnóstico:
“Los jefes culpables de la ciudad, que habían abandonado a sus hombres, pasaron por un consejo de guerra. El gobierno culpable de Largo Caballero, que abandonó Málaga a su suerte, fue obligado a dimitir. Los gobiernos culpables de las democracias occidentales, que abandonaron a su suerte la República Española, no fueron llevados a consejo de guerra ni obligados a dimitir; la historia los juzgará. Pero eso no resucitará a los muertos”[31]
La labor de Antoni Campañá, un fotoperiodista no tan conocido, contribuye a divulgar el horror de la Desbandá, que se vio acompañado con el descubrimiento de miles de negativos inéditos. En sus imágenes hay desde el miliciano de a pie hasta líderes de todos los partidos y sindicatos del campo republicano como Juan García Oliver, fotos que habían estado ocultas durante ochenta años.[32]
Encontramos una fuente interesante sobre la ciudad de Málaga y la huida de la población en el diario de este maestro, Justo García Morales, elaborado contemporáneamente a los sucesos:
“Por aquellos días se comenzó a hablar de que Málaga estaba muy en peligro. Se evacuaba a la población. Comenzaron a verse autos llenos de refugiados. Mujeres y niños mal vestidos, gitanos que venían con un pobre hatillo. Corrió incluso el rumor de que se había perdido ya. Desde luego la situación era crítica, pues en realidad aquel frente no era más que una larga y estrecha franja a la orilla del mar, dominada por altas montañas y con el inconveniente de estar toda ella bajo el fuego de los cañones rebeldes. Por otra parte, las tropas republicanas eran aún las anárquicas milicias de los primeros tiempos y aún los mandos dejaban mucho que desear”[33]
La novela gráfica es otra de las fórmulas que se han utilizado para el conocimiento y divulgación de los hechos. La que inicia el camino sobre ese tema es el dedicado a La desbandá por Carlos Guijarro, cumpliendo su doble papel de guionista e ilustrador que lo publica bajo el título del Paseo de los Canadienses. Como afirma su autor, “el cómic es un medio extraordinario para contar historias a personas que, generalmente, no consumen otro tipo de documentos, por un lado, da respuesta a los diferentes interrogantes y por otro, da visibilidad a los testimonios de los propios supervivientes, quienes sufrieron aquellos hechos”[34]
El negacionismo es polifacético. En el caso malagueño, se trata de subrayar los crímenes de los republicanos, cometidos en el tiempo previo a la caída de la ciudad y en un momento de desmoronamiento de la autoridad del lejano estado republicano. Los crímenes atribuidos iban desde el encarcelamiento y asesinatos de sacerdotes y monjas hasta asesinatos de civiles (ricos). Algunos de estos hechos conllevaron la apertura de una causa sumarísima por parte del Tribunal Popular de Málaga. Una de sus actuaciones se desarrolló en torno a “la muerte de 112 militares y agentes de autoridad fusilados en la ciudad, mientras que otros 481, miembros en su mayoría de la Guardia Civil, lo eran en la mayoría de los pueblos de la provincia”. En esta enumeración no podían faltar la acción “de los barcos de guerra fondeados en el puerto, por parte de la marinería, el asesinato de casi toda la oficialidad, con un total de 84 víctimas, de las cuales 48 que murieron a bordo de los propios barcos[35].
Sin embargo, como dice el historiador José Mª García Márquez, “(…) Cuando en febrero de 1937 (Málaga) fue ocupada por las tropas italianas y las huestes de Queipo, se llevó a cabo en dos meses el asesinato inmediato de más de 1300 prisioneros mediante Consejo de guerra sumarísimos. (…) Fueron simplemente tapias judiciales a partir de marzo de 1937 (…)”[36]
De hecho, la caída de Málaga conllevó el inicio de un proceso de responsabilidades políticas por el Consejo Superior de Guerra en el cual tres generales y dos coroneles fueron encausados. El expediente se vio acompañado por la petición de suplicatorio que fue finalmente denegado sobre Cayetano Bolívar, diputado comunista y comisario de guerra.
Las cifras proporcionadas se remontan a la primavera del 36 cuando la derecha se lanzó a la llamada propaganda catastrofista. El libro citado acoge en un anexo una “Relación nominal de personas “asesinadas por los rojos”, en esta localidad (Málaga) durante su dominio de la misma a partir de la cifra de los mil cien asesinados. Una capilla en la catedral de Málaga fue rebautizada como Capilla de la Victoria[37]
La represión franquista sobre Málaga en ese febrero aciago de 1937, aún tiene aún muchos velos por descorrer. Al tratarse de uno de los ejemplos más desbocados de la participación del ejército insurrecto en la represión acompañado de los mercenarios marroquíes y, en distintos niveles, de nazis e italianos de Mussolini. La pérdida de Málaga cierra en el campo republicano los últimos retazos del periodo miliciano y abre definitivamente el paso al fortalecimiento del ejército regular, allí donde subsistía la legalidad republicana. La llamada Desbandá fue un tardío grito de alerta sobre la urgencia de los cambios pendientes porque la brutal represión sobre los huidos mostró, una vez más, a lo que estaban dispuestos los insurrectos y sus cómplices.
[1] Jaca, portavoz del batallón Alto Aragón, en M. NÚÑEZ DÍAZ-BALART, La prensa de guerra en la zona republicana durante la Guerra Civil española ,1936-1939, Madrid, de la Torre, 1992, tomo I, p.237 y ss.
[2] Orientación Social, órgano del frente aragonés, nº 45, 11-10-36, p.1 en NÚÑEZ DÍAZ-BALART, M., op. cit, p.255
[3] BRENAN, Gerald, “El 18 de julio en Málaga. Testimonio de Gerald Brenan”, en Cristóbal GARCÍA MONTORO, Málaga contemporánea. Textos y documentos, Málaga, Universidad de Málaga. Instituto de CC. De la Educación, 1983, p. 106
[4] HERMIDA, Xosé, “La derecha rechaza recordar La Desbandá de Málaga de 1937, PP y Vox se oponen a dignificar el itinerario en el que miles de civiles que huían del ejército franquista fueron bombardeados”, EL PAÍS, 23 de marzo de 2022
[5] “España, patria de héroes”, La Trinchera (PSU-UGT. División Carlos Marx), nº 11, 24-1-1937, Tomo I. p.268
[6] WOOLSEY, Gamel, El otro reino de la muerte. Los primeros días de la Guerra Civil en Málaga, Málaga, Ágora, 2005, p. 98
[7] PRIETO BORREGO, Lucía, BARRANQUERO TEXEIRA, Encarnación, Población y Guerra civil en Málaga: Caída, éxodo y refugio, Málaga, CEDMA, 2007
[8] Obreros y Soldados, tercer regimiento de Infantería, 1ª división del Ejército Popular. Cuartel Lenin, Barcelona, nº 3, 26 de febrero de 1937, p.1
[9] Testimonio de Josefa Caparrós Valdés, La Carihuela Torremolinos, 1927 (sic.: 1937) en Lucía PRIETO BORREGO, Encarnación BARRANQUERO TEXEIRA, Población y Guerra Civil en Málaga. Caída, éxodo y refugio, Málaga, CEDIMA, 2007, p .148
[10]NADAL, Antonio, Guerra civil en Málaga, Málaga, Arguval, 1988, P. 66
[11] Charla 25 de agosto de 1936 en NADAL, op. Cit., p.69
[12] NADAL, op. Cit., p.80
[13] UNA interesante edición de un investigador autodidacta que incluye una recopilación de documentos, unida un acercamiento vigoroso al dramatismo de la situación en Luis Miguel CERDERA JIMÉNEZ, Málaga base naval accidental, s.l., s. ed., s.a. (Gráficas Castuera, Torres de Elorz (Navarra)
[14] Figura XXIII.” Persecución de la población civil de Málaga, 12 dibujos”, s.l., Ediciones Solidaridad, c. 1937, s.p., en Andrés MARTÍNEZ DE LEÓN, Las crónicas de Oselito en Frente Sur, Frente Extremeño y Frente Rojo, Salamanca, Guillermo Escolar, 2021, s.p.
[15] La Sexta Brigada, nº 3, 5/6/37, p.2
[16], BAHAMONDE, Antonio, Queipo de Llano (Memorias de un nacionalista), Sevilla, Espuela de Plata, 2005, p.192,
[17] WOOLSEY, Gamel, El otro reino de la muerte. Los primeros días de la guerra Civil en Málaga, Ágora, 2oo5, p., p. 88
[18] WOOLSEY, Gamel, op.cit., p.157
[19] Frances Partridge (Londres, 1988), “Prólogo a la edición española” en WOOLSEY, G., op.cit., p.31
[20] YNFANTE, Jesús, Los muy ricos. Las trescientas grandes fortunas de España, Barcelona, Grijalbo, 1998, pp. 322-323
[21] BAHAMONDE, op.cit., p.191
[22] Maestros de la fotografía: Robert Capa, David Seymour, Agustí Centelles, Gerda Taro-La Guerra Civil, Madrid, Público, 2009
[23] Núñez Díaz-Balart, Mirta, Mujeres, comunicación y conflictos armados de la Primera Guerra Mundial a nuestros días en Isabel Tajahuerce Ángel (coord.), Madrid, La Linterna Sorda, 2016, pp. 59 – 69
[24] ALMISAS ALBÉNDIZ, Manuel, Capitana Anita Carrillo, ejemplo de mujer republicana, Pto. Sta. María, Cádiz, Ediciones del Suroeste, 2020, pp.99
[25] BARRIOS, Manuel, El último virrey Queipo de Llano, Sevilla, RC EDITOR, 1990 (3ª edición)
[26] BETHUNE , De una carta al Consejo de Ayuda a China”, en La Desbandá. El crimen de la carretera de Málaga a Almería y otros escritos, Madrid, Pepitas de Calabaza, 2022 p. 144
[27] BETHUNE, Norman, Las heridas, Logroño, Pepitas de Calabaza, 2012, p.44
[28] BETHUNE, op.cit., p.49-50
[29] BETHUNE, op cit, p.61
[30] FERNÁNDEZ DÍAZ, Natalia, Norman Bethune. Pasión por la humanidad en p.25
[31] KOESTLER, ARTHUR, Diálogo con la muerte. Un testamento español, Madrid, Amaranto, 2004, P. 72
[32] BLANCO, Manuel; GONZÁLEZ, Arnau, “La Barcelona de la Guerra Civil española a través de la mirada de Antoni Campañá. Análisis fotográfico e histórico, Madrid, Historia y Comunicación Social, vol. 25, nº 2, 2020, pp. 309
[33] GARCÍA MORALES, Justo, Memorias sentimentales de un miliciano rojo, 1936-1939, Orihuela, Ayuntamiento de Orihuela, 2007, Pp.242-243 (Agradezco a Ginés…, su aportación)
[34] GUIJARRO, Carlos, Paseo de los Canadienses, Alicante, Edicions del Ponent, 2015 en “La desbandá”, historia de la Guerra Civil española que se hace dibujos en una historieta en Aularia, 2017, vol.2, pp. 93-100*
[35] MATEO AVILÉS, Elías de, Las víctimas del Frente Popular en Málaga. La “otra” memoria histórica, Málaga, Arguval, 2007, Pp. 53-54
[36] GARCÍA MÁRQUEZ, José Mª, “Andalucía: otra tierra, otra guerra. Los mecanismos de la represión”, Memoria Antifascista del Baix Llobregat, nº 11, Edic. Extraordinaria, 2011
[37] MATEO AVILÉS, op.cit., p.68 y p.143 a 222