«El marco geográfico como clave explicativa. Líneas de huida, episodios represivos y ataques a la población civil desde la perspectiva de la estructura del territorio y los ejes comunicativos en Andalucía»
Andrés Fernández Martín
Licenciado en Historia por la UMA, arqueólogo. Coordinador de más de 40 proyectos de exhumaciones de fosas en Andalucía.
Este año se cumple el 85 aniversario del episodio más trágico de la Guerra Civil, cuando en febrero de 1937 miles de personas emprendieron una huida por la carretera N340, a la desesperada; en palabras del doctor médico canadiense Norman Bethune: «Marcha forzada a pie, la más terrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos».
Como es sabido, el golpe militar de julio de 1936 no triunfó, consecuencia de ello fueron tres años de enfrentamiento bélico, pudiendo considerarse la batalla de Málaga el episodio más cruel y sin antecedentes en la historia de las guerras contemporáneas.
Bando declarando el Estado de Guerra en Sevilla[1]
ESPAÑOLES: Las circunstancias extraordinarias y críticas por que atraviesa España entera; la anarquía que se ha apoderado de las ciudades y los campos, con riesgos evidentes de la Patria, amenazada por el enemigo exterior, hacen imprescindible el que no se pierda un solo momento y que el Ejército, si ha de ser salvaguardia de la Nación, tome a su cargo la dirección del país, para entregarlo más tarde, cuando la tranquilidad y el orden estén restablecidos, a los elementos civiles preparados para ello.
En su virtud y hecho cargo del mando de esta División,
ORDENO Y MANDO
Primero. – Queda declarado el estado de guerra en todo el territorio de esta División.
General Jefe del Ejército del Sur Gonzalo Queipo de Llano
A finales de 1936 las líneas de frente en la provincia malagueña estaban estabilizados desde cuatro meses antes, sin combates destacados, pero la situación de la provincia no dejaba de ser comprometida dada su extensión y el progresivo control rebelde del mar y aire. Para una mejor comprensión de los acontecimientos es necesario una síntesis del desarrollo del conflicto bélico desde el momento en que empiezan a ser ocupadas distintas poblaciones periféricas de la provincia malagueña hasta la ocupación de la capital. Hay que tener en cuenta la ocupación de la Sierra Sur de Sevilla, que unía la capital granadina con la sevillana, donde la Roda de Andalucía -enclave importante por su nudo ferroviario- fue el punto de partida por parte rebelde hacia Antequera, ciudad que fue ocupada el día 12 de agosto de 1936. A partir de esta fecha las fuerzas gubernamentales comenzaron a perder posiciones por diferentes cuestiones, facilitando de este modo el avance sublevado que en septiembre había ocupado Ronda, Campillos, Teba, Cañete la Real y Peñarrubia entre otras, provocando que miles de personas buscaran refugio en la capital malagueña y otros municipios bajo el Gobierno republicano.
El General Queipo de Llano, jefe sublevado del Ejército del Sur, de forma premeditada, desde finales de diciembre de 1936 venía organizando la operación para la ocupación de Málaga, noticia que fue acogida con júbilo por los mandos rebeldes, entre ellos el General Roatta, que solicitaba tomar parte en las operaciones militares.
Desde mediados de diciembre de 1936 estaban llegando a Cádiz legionarios voluntarios de Italia que venían a incorporarse a los efectivos nacionalistas, «legionarios de Italia venían a incorporarse, y cuando fueron varios millares, formaron unidades completas mandadas por Oficiales también italianos, pero sometidos al mando y a las consignas de nuestros Cuarteles Generales»[2]. Del mismo modo, organizaron nuevas unidades con los efectivos voluntarios de tropas de Regulares procedentes de África.
Antes de acabar el año de 1936, los mandos del Ejército del Gobierno de la República eran conscientes de que los sublevados estaban preparando la ofensiva sobre Málaga, muestra de ello es el informe que, desde Almería, el Comandante Militar José Sicardo remite al Ministro de la Guerra, haciendo referencia a que «el enemigo intenta y prepara convenientemente un ataque a Málaga; que para ello está enviando fuerzas a Algeciras con destino a Estepona y Antequera».[3]
Con el numeroso contingente de efectivos por parte sublevada, Queipo de Llano convino la operación a lo largo de la costa meridional, «la primera intención era llevar a cabo una maniobra de sorpresa en las montañas que se elevan en el Norte de la provincia, es decir, el arco montañoso entre Antequera y Loja»[4]. En este operativo, Loja sería el municipio de donde partirían las columnas que debían romper el frente republicano con las columnas motorizadas para caer sobre el Norte de la ciudad de Málaga.
Antes de iniciar las operaciones militares para ocupar Málaga, el frente malagueño describía un inmenso arco de aproximadamente 200 kilómetros de recorrido. En este espacio de Oeste a Este, la orografía contaba con las defensas naturales de Sierra Bermeja, Sierras de Ronda, Tolox, Abdalajís, El Torcal, Alhama y la Sierra de Almijara; a su vez, los pasos naturales entre los puntos más altos habían sido fortificados por las fuerzas republicanas con obras de fábrica y alambre de espino. Otra dificultad que encontraron los sublevados fue la inclemencia meteorológica, por las continuas lluvias que se sucedían, convirtiendo los caminos en acequias y los valles en lagunatos, pero Queipo de Llano no fue paciente y puso en marcha el operativo, instalando su cuartel general en el crucero Canarias, mientras que el General Roatta situó su puesto de mando en la Casa-Palacio de las Marquesas de Cauche, en Antequera[5].
Málaga era uno de los objetivos del general Queipo de Llano para completar la conquista de Andalucía, sin embargo, para el General Franco, era un frente secundario, ya que tenía sus miras en la ocupación de Madrid con el objeto de terminar la guerra pronto. Para el Gobierno republicano ocurría otro tanto igual, ante la amenaza de los sublevados en la capital madrileña.
Aún hoy día la historiografía debate las causas que hicieron imposible la defensa de la capital malagueña. Los aspectos más destacados son: la división política y su influencia en el mando, la disciplina y la capacidad de maniobra de las unidades militares que la defendían, la lentitud en la conversión de un ejército miliciano en otro profesional, los cambios en la Jefatura de la Comandancia Militar de Málaga, la superioridad rebelde -tanto en número de efectivos como en material-, el apoyo naval y aéreo, y la ayuda de las fuerzas extranjeras; ante todo ello podríamos hablar de falta de coordinación y refuerzos demandados por los Jefes del Ejército del Sur en unidades y material por parte del Gobierno de la República, incluso la baja moral de los efectivos republicanos y de la sociedad civil consecuencia de los problemas que planteaban la masiva afluencia de refugiados en la capital malagueña, donde el Comité de Refugiados contabilizó 90.000 personas que sufrían los bombardeos de forma sistemática.
«En Málaga se produce una gran desorganización. Pepe[6] está intentando controlar esta situación militarmente, pero no existe coordinación entre CNT, FAI, PCE, PSOE, y los Sindicatos tienen orden, inicialmente, de volar los puentes para evitar el avance de los italianos, pero esas órdenes son revocadas.»[7]
Desde los últimos días de enero de 1937 Málaga se había convertido en una ciudad donde miles y miles de familias, procedentes de las zonas ocupadas por las tropas rebeldes, buscaban protección en la capital.
Sin embargo, no todos los refugiados procedían de localidades malagueñas, en la capital malacitana se encontraban familias que habían llegado de distintos puntos de la geografía andaluza tras la ocupación de sus poblaciones.
«Teresa Barroso Lobo (a) Zamora, de estado viuda, profesión su sexo y edad 51 años. Que el 18 de julio se encontraba en Grazalema, de donde huyó a la entrada del Ejército, marchando al campo, de donde pasó a Ronda y de la cual huyó al ser ocupada dicha Plaza por las fuerzas del Ejército, marchando a Marbella, donde ha permaneció un mes, hasta que vino a Málaga.»[8]
«Ana Zapata Castro, de Grazalema, de 33 años. Manifiesta haber salido de dicho pueblo el día 13 de septiembre -1936- al entrar el glorioso Ejército. Que en la huida la acompañaba su marido y cinco hijos.»[9]
«Juan Carrasco Ángel, de 28 años, que hace vida con Antonia López Morales, que le acompaña con dos hijos y una hermana de éste, Natalia Carrasco Ángel, de 19 años de edad y de la misma naturaleza y su madre Carmen Ángel Martín, de 44 años de edad, viuda, y le acompaña también otra mujer llamada Francisca Delgado Hijosas, de 70 años de edad, viuda, natural de Alcalá de los Gazules (Cádiz), quienes huyeron de su pueblo por temor a las represalias que los marxistas afirmaban se cometían por los Nacionales.»[10]
«Juan Villalba Saborido, de 35 años, natural de Prados del Rey (Cádiz), casado, de profesión campo, residente en Jerez de la Frontera (Cádiz), Cortijo Palomares. Que se encontraba en el Cortijo Palomares cundo empezó el Glorioso Movimiento Nacional, triunfando en dicha ciudad el ejército desde el primer día. Que no dejaba de pasar mucha gente con dirección hacia Málaga atemorizando a los que se encontraban a su paso, diciendo que los fascistas mataban a los trabajadores y no dejarían a uno solo. El declarante, atemorizado, se dirigió a Marbella, donde comía con lo que les daban después del rancho los soldados. Al ver que los habitantes de Málaga huían en dirección a Almería, también lo hizo el declarante.»
En los meses previos a la ocupación de la capital, cuando cientos de personas buscaban alojamiento y refugio, muchas de ellas lo encontraron en la Catedral, lo que fue considerado posteriormente por los sublevados como «profanación del templo por las turbas rojas».
La línea del frente se establecía desde el Sur de Granada y Sierra Nevada hacia el Oeste, siendo Órgiva el pueblo más avanzado hacia el Este; por el Oeste y adentrándose en la provincia granadina, Loja se unía con Archidona, Antequera y Ronda; por último, entre las Sierras de Ronda y Sierra Bermeja, Estepona era la localidad más al Oeste en la costa malagueña.
Para los rebeldes, las operaciones para la ocupación de Málaga se dividían en dos fases de ejecución: 1) Ampliar la base de partida en los Sectores de Ronda-Estepona y Alhama de Granada. 2) El cierre de la pinza entre Órgiva y Motril. Por consiguiente, esta segunda fase, y en el caso de haber llegado la ocupación hasta Motril de forma paralela a la capital malagueña, cabe plantearnos si se hubiese producido el éxodo hasta Almería de miles y miles de personas.
El día 9 de enero continuaba la presión en el frente de Estepona y el día 10 dio comienzo la maniobra del Ejército sublevado del Sur por la costa, ocupando pueblos costeros entre Manilva y la capital malagueña; para ello, la Escuadra rebelde -con los cruceros Canarias y Cervera a la cabeza- fue muy valiosa para su infantería, ya que sus cañones de mayor alcance permitían batir las líneas republicanas de cotas más altas y dificultaban el montaje de contraataques gubernamentales.
El primer éxito de las columnas rebeldes fue la toma de Estepona el día 14 de enero de 1937, izando la bandera franquista en la torre de la Iglesia a las 16:00 horas. Al día siguiente, el día 15, los sublevados ocupaban San Pedro de Alcántara y el día 17 tomaron Marbella, pese a que las condiciones climáticas en los últimos días de enero eran adversas para avanzar y dificultaban los transportes de tropas y materiales. El coronel republicano José Villalba, era consciente de que su flanco izquierdo estaba quebrantado, la ocupación de Marbella y los efectivos concentrados por la zona de Ronda eran vitales para la defensa de Málaga. Las órdenes dictadas a los batallones gubernamentales eran rigurosas «hay que defender el terreno metro a metro y dejarse matar en los parapetos antes de retroceder».
El domingo 17 de enero, día en que las fuerzas nacionalistas ocuparon Marbella, varios oradores republicanos hicieron uso de la Radio, entre ellos Tiburcio Millán -Gobernador interino de Málaga-, quien dijo textualmente «Que cada uno defienda su casa que los fascistas vienen arrollándolo todo». A continuación, habló otro dirigente, el cual reprochó de manera suave a su antecesor diciendo que estaba nervioso, pero a él tampoco le salían las palabras de aliento al pueblo y no pudo terminar su discurso.[11]
El 28 de enero de 1937 la Corporación malagueña, consciente del peligro que se cernía sobre la población civil refugiada en su ciudad, contando con el apoyo del Consejo de Ministros establecido en Valencia, tenía organizada una evacuación ordenada de la población a través de la carretera de la costa que une Málaga con Almería:
«Por parte de la Junta General de Refugiados se consiguió un anticipo (50.000 pesetas) para la evacuación de refugiados y se obtuvo la promesa de ampliar dicho anticipo, ocupándose al propio tiempo de que la evacuación se lleve a cabo rápidamente a pueblos interiores de Almería, de las mujeres, niños y ancianos, que se encuentran accidentalmente en la ciudad, para lo cual enviará un delegado y costeará todos los gastos a excepción de los camiones y gasolina; estimando que al igual que han hecho otros pueblos interesados, el Ayuntamiento de Málaga tiene que telegrafiar a la Junta Central de Refugiados, al Ministerio de Sanidad y al Presidente del Consejo de Ministros, interesándole la pronta evacuación de los refugiados. Dicha Comisión se ocupó también del arreglo de la carretera de Motril, única vía de comunicación terrestre con que cuenta Málaga y la cual se encuentra en pésimo estado, interesándose del subsecretario de Guerra y del ministerio de Obras Públicas, el pronto envío de brigadas permanentes de obreros que pongan dicha vía en condiciones óptimas.»[12]
Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos impidió llevar a cabo esta medida tan sumamente necesaria, pues la intención del Comandante Villalba no era la evacuación de Málaga, sino más bien organizar una defensa desde fuera de la capital, lo que tampoco llevó a cabo.
El día 2 de febrero de 1937, a las 15:30, los sublevados aumentaron el ataque en los frentes de la provincia malagueña, y según telegrama del Coronel Villalba[13], presionaban débilmente en Ventas de Zafarraya. La ofensiva terrestre rebelde fue combinada con un ataque por mar, y ante la ausencia de la marina y la aviación gubernamental, el Coronel Villalba solicitó el envío urgente de fusiles[14]. A las 22:15 horas el General Jefe del Estado Mayor reiteró al General Douglas, en Albacete, la necesidad de cooperación de la aviación gubernamental para bombardear en el sector de Málaga, siendo el frente de Ventas de Zafarraya un freno para el avance de las columnas para entrar en la Axarquía malagueña, y donde el ataque a este enclave estaba siendo duro.
Ya en febrero, el día 3 se fijó como fecha para reanudar la ofensiva sublevada para ocupar Málaga, donde la primera fase quedó encomendada al sector de Ronda «cuatro batallones comienzan a trepar por las vertiginosas pendientes de Sierra Bermeja y Sierra de Ronda», mientras que las fuerzas republicanas intentaron frenarla con fuego de ametralladoras y fusil, pero, aunque dificultaron el avance, el resultado fue infructuoso. Otro tanto sucedía entre Sierra Bermeja y Mijas.
El día 4 estaban conformadas las concentraciones de las Brigadas Legionarias italianas en sus bases de partida, Antequera y Loja, es decir, llevaron la operación militar de la manera que fue concebida dividiendo los efectivos en tres columnas «de la derecha, del centro y de la izquierda», obviamente en sentido inverso desde la línea de frente republicana.
La columna de la derecha tomó como eje de marcha el camino de Antequera-Almogía-Málaga; la del centro avanzaba desde Loja-Colmenar-Málaga y la de la izquierda por la carretera de Alhama a Vélez Málaga.
Al mismo tiempo, por las otras vías de comunicación avanzaban seis columnas desde el oeste al este: por la Costa, Ronda, Peñarrubia, Antequera, Archidona y Alhama.
La columna del centro era la más fuerte en efectivos y se encargó de la ruptura del frente republicano en el Puerto de los Alazores para llegar hasta Colmenar, mientras que la columna de la derecha italiana llegaba por el flanco izquierdo republicano hasta el Torcal, y la columna de la izquierda rompía el frente en las Ventas de Zafarraya, continuando dirección Vélez Málaga.
«Desde mediados del mes de enero y primeros de febrero del año 1937, el ejército rebelde presionó intensamente todos los frentes protectores de la Plaza de Málaga y sus puntos estratégicos con gran concentración de personal y material de guerra, dando lugar a la rotura sucesiva de las zonas de resistencia como consecuencia de la desproporción numérica en armas y material de las fuerzas leales que guarnecían la vanguardia.
Los rebeldes habían llevado a cabo con éxito los ataques con toda clase de armas, incluso tanques en gran número, así como aviación y empleo de la Escuadra. En contraste, la reserva de cartuchos de fusil español del Ejército Popular estaba agotada y era urgentísimo el envío de dichas municiones. Era indispensable que operara la Escuadra y Aviación republicana inmediatamente para evitar los avances nacionalistas.»
El 4 de febrero fue un día de intenso ataque rebelde, el cerco de Málaga se estrechaba cada vez más, donde la Escuadra rebelde estaba frente a Málaga y otras localidades costeras cañoneando a posiciones republicanas.
En combinación con esta ofensiva sublevada por mar, el General Queipo de Llano terminó en este día 4[15] la concentración de las Brigadas Legionarias italianas en sus bases de partida, las cuales quedaron, como hemos comentado anteriormente, divididas en tres columnas, recordando que la más fuerte de ellas era la del Centro, con la misión de romper el frente republicano en dirección de la Venta de los Alazores para lanzarse desde este punto hacia Málaga por Colmenar.
Los camiones y automóviles particulares de los pueblos ocupados por las fuerzas nacionalistas fueron requisados por orden del General Queipo de Llano para ser utilizados en el transporte de tropas y servicios sanitarios.
El Batallón de Infantería del Regimiento 34, que había salido de Cartagena en auxilio de Málaga, el jueves 4 de febrero aún no había llegado siquiera a Almería, por lo que Villalba juzgó conveniente, ante la falta de tiempo, dejarlo en Motril y que vigilara al menos la parte de Motril a Málaga en ausencia de aviación y escuadra; la finalidad de esta decisión era que esa defensa no viera cortada sus comunicaciones puesto que, el ejército gubernamental no tenía cañones ni fusiles[16] en la costa.
Ante la ausencia de material y tropas para defender Málaga, se ordenó por teletipo al General Jefe de la División Territorial de Málaga, el envío a Málaga -en camiones y con toda la urgencia- de 1.500 fusiles y 16 ametralladoras, dotados con 500 cartuchos cada fusil y 5.000 cada ametralladora[17].
El día 5, continuaba la ofensiva rebelde, la marina registraba este combate en sus informes[18]. A las 7:20 el «Baleares» estaba a la altura de la Farola de Torrox, mientras el «Cervera» seguía su curso y el «Canarias» navegaba en demanda del «Baleares», que adoptó a las 7:50 y a 15 nudos la formación nº 1, pero a las 8:12 y a 12 nudos se destacó el «Canarias» para recoger un avión nacionalista que cayó al agua. A las 8:55 tocaron zafarrancho de combate y el «Baleares», maniobrando con independencia para cumplir la orden de bombardear el muro de contención de la carretera de La Herradura, efectuó fuego a las 9:17 con su torre nº 1. «La aviación enemiga intervino y a las 9:18 cuatros aviones atacaron al «Baleares», acercándose a proa, pero fueron alejados con fuego.»
Minutos después, a las 9:22 se produjo un nuevo ataque de la aviación republicana, esta vez tres aparatos soltaron cuatro bombas sobre el «Baleares», «una por la aleta, otra por la amura y dos muy lejos por el través». Para cuando se produjo este nuevo ataque, el «Baleares» -entre las 9 y las 11- estaba navegando entre Nerja y Almuñécar, cerca de tierra.
Al tiempo que se llevaba a cabo esta ofensiva sublevada por mar en las costas de Granada y Málaga, las tropas terrestres rebeldes hostigaban en distintos puntos de estas mismas provincias con intención de copar la capital malagueña.
«Enemigo con tanques y artillería ataca todas nuestras posiciones en el frente del Norte, desde El Burgo, Antequera y Alhama de Granada, por las cinco carreteras que penetran a nuestra zona y con otras tantas fuertes columnas.»[19]
Las tropas terrestres sublevadas, en el transcurso de la madrugada realizaron marchas de aproximación a las posiciones republicanas y rompieron con fuego de sus baterías las líneas enemigas. Las posiciones gubernamentales de Venta de los Alazores y Ventas de Zafarraya eran los núcleos más fortificados y, por ende, los puntos de mayor resistencia para los rebeldes.
La defensa republicana, por entonces, hostigaba el avance nacionalista debido a las posiciones ventajosas por estar a más altura. A pesar de esta ventaja, por la tarde, dos Batallones legionarios consiguieron desalojar a los efectivos republicanos de las crestas de estas posiciones, debilitando el frente en este Sector y ocupando posiciones que tendrían consecuencias nefastas para las fuerzas republicanas al permitir el avance posterior sobre las poblaciones. En el parte de operaciones del día 5 el Coronel Villalba hacía referencia al Sector en cuestión.
«Subsector Alfarnate: durante la noche no se desplazó hacia la retaguardia la concentración de 200 camiones enemigos que existían entre el Salar, Sierra frente posiciones Venta de Zafarraya. A las ocho empieza el ataque enemigo por el frente Este, observándose desde la alambrada una caravana camiones en marcha hacia nuestras líneas.»[20]
Las dificultades para defender el Sector de Málaga aumentaban por momentos, siendo el Puerto de los Alazores uno de los enclaves estratégicos y fundamentales para el avance sublevado, de ahí que fuera intensamente defendido por las tropas gubernamentales.
La resistencia republicana en sectores como Ventas de Zafarraya, generó dificultades al avance de los legionarios italianos, por lo que propio General italiano Roatta se trasladó a primera línea de frente para ser testigo del enfrentamiento, donde fue herido por bala de fusil, permaneciendo en el frente hasta que el Boquete de Zafarraya fue ocupado por las fuerzas rebeldes baja su mando.
El repliegue de las tropas gubernamentales generó un intercambio de reproches entre los mandos leales al Gobierno republicano:
«Málaga pudo haber sido defendida teniendo en cuenta que era la defensa que puede tener una población cercenada y su opinión es que el Boquete de Zafarraya se debió haber reforzado en grado máximo aún a costa de desguarnecer otros frentes por ser el que garantizaba la retirada ordenada de Málaga.»[21]
Por otro lado, roto el frente por el Puerto de los Alazores, la columna que salió de Loja ocupó Alfarnate y Alfarnatejo, continuando hasta Colmenar y de ahí hasta Puerto León, por lo que, al coronar este punto, a la columna rebelde solo le bastaban 15 km para entrar en Málaga.
El día 6, el cerco sobre Málaga se cierra; como en jornadas anteriores, las operaciones nacionalistas eran llevadas a cabo de forma simultánea mientras las embarcaciones de marina disparaban contra las posiciones republicanas más próximas a la costa, y la infantería avanzaba con la protección de los aviones en distintos puntos del frente provocando el repliegue de los efectivos gubernamentales.
En el Sector de Villanueva de Cauche, a las 4:00 horas, observaron la concentración de tropas sublevadas por el Trabuco y en la carretera de Antequera a Cauche, confirmándolo así el emplazamiento de piezas de artillería. Dos horas más tarde, pudieron observar que durante la noche, los rebeldes habían arreglado la carretera para poder pasar los tanques y, aunque las fuerzas gubernamentales trataron de volver a cortar tales vías, a las 8 de la mañana comenzó el tiroteo[22].
«Enemigo con gran superioridad numérica nos cerca por el Este y ocupa el llano frente al boquete en el camino de Alcaucín a Alhama; una fuerte presión ha replegado dos Compañías nuestras de las que defienden dicho paso con el Batallón 4º de la 20 Brigada y 240 fusiles de la CET, estoy sin armamento de 7 y 8 mm, que sería urgente recibir; la presión del enemigo es enorme, traen tanques y refuerzos en camiones por la carretera de abajo, ignoro el total de bajas que tenemos, evacuados van diez, resistiremos hasta morir pero convendrían enviaran refuerzos; la aviación no ha venido.»[23]
A pesar de la presión nacionalista, los efectivos de la República consiguieron cortar la carretera de Alfarnate a Periana y ocuparon el Puerto del Sur y el cruce de la carretera a Riogordo; sin embargo, una columna motorizada con varios tanques estaba en el Puente Don Manuel. Ante esta situación, la Comandancia Militar de Málaga pedía de manera angustiosa municiones de máuser de 7 mm. A colación de la segunda fase inicial en las operaciones sublevadas de hacer pinza entre Órgiva y Motril, y de no haber tenido los rebeldes resistencia en este enclave cabe la posibilidad quedar cortada la carretera N340 en la parte oriental de la provincia malagueña.
No podemos dejar de lado la actuación de la aviación rebelde, dispersando con fuego de ametralladora a los milicianos y provocando la retirada, convertida en «una auténtica desbandada»; ante ello, el Coronel Villalba tuvo que renunciar a todo ensayo de maniobra militar puesto que «sus órdenes eran desobedecidas» y los propios «enlaces se negaban a transmitirlas.»[24]
A las 5:25 horas de este día se preguntaba a Málaga si habían llegado la batería antiaérea y las municiones, a lo que se respondió: «Aun no, a las 5, los camiones se encontraban en Motril cargando gasolina.»
En este día 6 de febrero habían llegado a Antequera y Villanueva de Tapia tres Batallones nacionalistas de reserva para fortalecer las fuerzas encargadas de los asaltos, por otro lado, la mejora del tiempo fue un factor que favoreció a los sublevados permitiendo a la aviación atacar las posiciones republicanas[25].
Los ataques sobre las posiciones republicanas a lo largo del frente de Málaga quedaron recogidos en los partes de operaciones sublevados y en los telegramas emitidos por los diferentes sectores republicanos; centrándonos en el sector que nos ocupa destacar:
«Cauche – 11:00 horas. Comunica que las avanzadillas de El Trabuco dicen: Que el enemigo a unos 2 kilómetros de Alcanza y Lomas se está fortificando, se ven a 6 o 7 camiones; sería conveniente envío de aviación. Hace 8 días se llevaron de aquí 150 hombres con armamento, un cañón y dos ametralladoras que ahora hacen falta, pues están atacando Villanueva de Cauche y se cuenta con pocas fuerzas para contenerlo.
Cauche – 12:00 horas. En el Trabuco continúan atacando. En Cauche están atacando fuertemente y no tenemos municiones; la situación es muy apurada pues, tomando Cauche, queda Villanueva del Rosario y Trabuco incomunicadas sin posible retirada.
Cauche – 12:00 horas. El enemigo ataca sobre Colmenar y toda la fuerza ha salido sin saber dónde. Lo dice el encargado de Telégrafos.
Cauche – 12:25 horas. Avisan que sobre Colmenar vuelan tres aparatos y cuatro de caza que bombardean pueblo y nuestras líneas.»[26]
A los ataques aéreos y terrestres hay que añadir los marítimos, que ayudaban al sector de la costa y que junto con los tanques avanzaban por la carretera de Fuengirola a Torremolinos.
El pesimismo en las fuerzas republicanas aumentaba en Málaga cuando la Escuadra gubernamental no llegó en su auxilio. Desde Málaga, ante la retirada de sus efectivos, seguían cursándose radiogramas informando de la actuación marítima rebelde; los distintos telegramas cursados entre los oficiales gubernamentales, informando desde las 11:35 hasta las 16:00, de la ubicación de los buques rebeldes, no sirvieron de nada, como el emitido a las 13:45 por el Ministro de la Marina al Jefe de la Flota:
«Jefe de la Base Naval de Málaga en telegrama recibido en este E.M. a las 12 h. 50 m. dice lo siguiente: Buques enemigos bombardean a placer esta zona, principalmente Nerja, Almuñécar y Salobreña. «Cervera» cruzando frente a Málaga dirección Fuengirola».[27]
La marina republicana recibió la orden de regresar a la base de Cartagena[28], provocando con ello, el estupor en los mandos militares malagueños, ya que dejaba el camino libre a las tropas rebeldes de la costa que avanzaban hacia la capital malagueña.
El avance de los sublevados y la ruptura en varios puntos del frente republicano generó el caos entre las tropas del Coronel Villalba, con graves consecuencias para la zona republicana, ya que desaparecía la única resistencia real ante el último ataque nacionalista[29].
«El sábado 6 serían las 10 de la mañana y a pesar de no habérsenos tenido en cuenta en otros días, desde Comandancia Militar el camarada Bolívar comunicó por teléfono con nuestro Secretario, encareciéndole la necesidad de que algunos compañeros de la Agrupación se desplazaran a Vélez Málaga al objeto de elevar la moral de los combatientes, ya que en el frente de este pueblo se volvían de la línea de fuego abandonando armas y municiones. Y en efecto, a la media hora salía un camión lleno de compañeros de la Agrupación a los fines indicados.»[30]
Sin embargo, cuando a las 21:00 horas regresaron los dos compañeros que habían mandado a Vélez Málaga, sus manifestaciones fueron desalentadoras:
«No podían conseguir que las milicias volvieran a la línea de fuego, sino que corrían carretera adelante completamente desmoralizadas. Llevaban sin comer tres días y los mandos brillaban por su ausencia.»[31]
Lo delicado del momento, por la proximidad de la lucha a la capital malagueña, obligó al Gobernador Civil Luis Arráez a trasladarse al despacho del Comandante Militar Coronel Villalba, ya que éste no le había dicho nada acerca de la verdadera situación. En esta reunión se acordó un primer repliegue al frente llamado «defensa próxima de Málaga»[32], donde las columnas de Cauche se establecieron en una línea Sur: al sur de Casabermeja y determinadas por el antiguo km 22 de la carretera del Puerto de las Pedrizas, hasta la atura del km 42 de la carretera de Granada a Málaga, siguiendo la línea una dirección de Oeste a Este, pasando por Comares, Cerro Agudo y Portugalejo, al Norte de Vélez Málaga.[33]
La mayor parte de la población civil en Málaga ignoraba la gravedad de la situación, mientras que los efectivos rebeldes cercaban la capital malagueña. En la mañana del día 6 los rebeldes «con 42 tanques tipo Fiat, la concentración de 280 camiones, forzó y tomó los dos puertos de Ventas de Zafarraya y Alazores, la situación de Málaga era comprometidísima»[34]. Antonio Cano Chacón, Comandante de Infantería de las fuerzas republicanas hace el siguiente símil sobre la situación:
«Málaga se encontraba en el fondo de una taza en cuyos bordes una semicircunferencia eran las fuerzas terrestres que según información pasaban 20.000 atacantes con espléndida artillería y una continuada actuación de su aviación, ante la impunidad de la presencia de aparatos propios, que hacía que los aparatos enemigos ametrallasen a escasísima altura a nuestros combatientes, la otra mitad del borde de esa taza, es el litoral, ocupado por los cinco barcos de guerra facciosos que han dominado desde el mes de octubre nuestras costas del sur»[35]
Los mandos republicanos estudiaron la posibilidad de hacer una última defensa de Málaga, pero la falta de efectivos y armamento hicieron desestimar esta idea. Los oficiales rebeldes, por su parte, consideraban que la intención de los mandos gubernamentales era lograr el mayor rendimiento de los efectivos milicianos que se encontraban «muy poco dispuestos a prolongar la acción»[36]; para los nacionalistas, este comportamiento se debía a la desmoralización por haber visto en la carretera de Málaga a Almería «imponentes caravanas de familias, y ello ha influido en su moral hasta producir en ocasiones, cada vez más frecuentes, verdaderas manifestaciones de pánico.»[37]
El parte de operaciones transmitido por el Coronel Villalba a las 20:40 horas era más realista:
«El enemigo continúa su ataque en tromba por todos los frentes de este sector y especialmente por los de Colmenar y Sur de Ventas de Zafarraya y Torcal, con intensidad máxima, interviniendo en ellos más de 60 tanques; 11 por Valle de Abdalajis, 11 por el Torcal, 7 por Almogía y más de 40 por el frente de Colmenar y Sur de Ventas de Zafarraya.» [38]
A las 23:30 horas, la concentración de fuerzas sublevadas que entraron en Colmenar por la carretera de Loja era ya de 250 camiones.[39] Ya el domingo día 7 de febrero, militares, políticos y civiles abandonaron la ciudad de Málaga, con la intención de establecer la línea de frente en Nerja, pasando antes por Vélez Málaga para conocer la situación, desde donde los republicanos dieron la orden de repliegue. El Teniente Coronel Megide y el Capitán de Infantería, Ramón Marvá fueron los primeros en llegar a Torre del Mar para seguir hasta Vélez Málaga con la intención de resistir con los efectivos; en este punto fue donde se encontraron el núcleo principal de evacuados de Málaga y donde las fuerzas gubernamentales que debían estar allí organizando una defensa, se habían marcharon. En palabras del Director de la Farmacia Municipal de Málaga, Juan José Olmos Fernández:
«El pánico se apoderó de todo el mundo y al atardecer más de 300.000 personas abandonaban desordenada y precipitadamente Málaga.»[40]
Mientras tanto, la carretera, por la Escuadra y aviación sublevada, era «batida» y «tiraban sobre los grupos y coches que circulaban, causando bastantes víctimas.»[41]
En las primeras horas de la tarde del 7 de febrero, el Comandante Villalba abandonó Málaga con su Estado Mayor y Comisarios políticos, sin haber comunicado absolutamente nada a las autoridades civiles. La tropa, al verse sin mandos, huyó de sus posiciones al grito de «¡Sálvese quien pueda!»[42].
El pánico inundaba las calles de Málaga; si desde las primeras horas del día buena parte de la población civil evacuaba la capital hacia la parte de Torre del Mar, esta marcha ya no cesó durante todo el día y fue acelerándose a medida que pasaban las horas. En palabras del José Villalba «si no llega a primera hora una Brigada, Aviación y Escuadra, no hay nada que hacer. La gente desmoralizada. El enemigo avanza. 300.000 refugiados por la carretera«[43]
El día 7, la columna rebelde comandada por Manuel Baturone tomaba La Viñuela, mientras que los mandos republicanos llegaban a Vélez Málaga en la madrugada del 7 al 8 de febrero, donde recibían la orden de retirada a Nerja y posteriormente el repliegue a Motril.
«Concepción Gallardo Moreno, hermana y compañera de Comisarios Políticos, engrosó las filas de la 1ª Compañía Andrés Rodríguez del Batallón México que combatía en El Chorro. Perdida la posición, Concha decide marcharse con los milicianos en unos camiones, pero la familia de su marido -José Sánchez Santos- decide también que se marcha, por lo que Concha decide ir con ellos y no en los camiones militares, ya que no había sitio para todos.»[44]
En efecto, la población civil fue la última en abandonar Málaga, «dándose el caso canallesco de ver a milicianos con fusil haciendo bajar de los camiones que conducían evacuados, a mujeres y niños, a culatazos, diciendo que las atenciones de la guerra eran lo primero. Las atenciones de la guerra eran huir como ratas.»[45]
La columna humana caminaba a pie en su inmensa mayoría, otros muchos marchaban a lomos de burros, mulos o caballos y, los menos, en vehículos.
«Concepción Gallardo junto a la familia de su compañero José Sánchez, empieza el camino andando, y prácticamente cuando solo han recorrido unos pocos kilómetros en Torre del Mar, los padres de Pepe Sánchez deciden que como no han sido políticos ni tienen nada que temer, por lo que deciden volverse y Concha debe continuar sola, habiendo perdido la ocasión de marchar en los camiones militares; continuando así hasta que en Motril se encuentra con Pepe y éste la mete en el coche de Cayetano Bolívar con destino Almería».[46]
En el transcurso del trayecto, bombardeado constantemente por aviones y barcos, las mujeres gritaban angustiadas pidiendo que fueran camiones a recogerlos, sin embargo, si en la propia Málaga los elementos anarquistas habían cuidado de que los camiones cargados de evacuados no regresaran para hacer más este servicio, difícilmente recorrerían el trayecto de la carretera para recoger a los rezagados, quedando esta visión reflejada en los informes de reconocimiento de los aviadores sublevados:
«A la altura de la Caleta hay seis camiones grises, italianos, mientras que en la carretera de Torrox a Motril hay muchos fugitivos.»
En la mañana del día 8 los sublevados estaban en la capital malagueña aproximándose las primeras patrullas rebeldes en las primeras horas de la mañana, y a las 12, una expedición italiana llegó al centro de la ciudad y embarcaciones de la Escuadra en el puerto. La entrada triunfal de los sublevados fue a las 12, cuando el Coronel Borbón apareció con su Estado Mayor. Una vez ocupada la capital, Queipo de Llano ordenó la persecución de los que marchaban por la carretera Málaga-Almería.
Mientras tanto, en la noche del día 8 no había enfrentamientos en el sector de Málaga, salvo el combate en la parte del Puente Don Manuel; al mismo tiempo, la columna rebelde que penetró por Alhama de Granada se encontraba a las 11:55 a 5-6 km al Norte de Vélez Málaga, continuando hacia la costa. «Eran las 14 horas cuando dos columnas italianas mandadas por el General Guissardo Gusberti y otra de tropas españolas mandadas por Manuel Baturone Colombo»[47] entraban ocupando Vélez Málaga, siendo la fecha oficial de la ocupación de Torre del Mar «en las primeras horas del día 9 de febrero por una columna italiana»[48].
A partir del día 10 de febrero se establece el frente en Motril con la ocupación de esta población por los nacionalistas; línea de frente que perdurará hasta el final del conflicto, es decir, hasta 1939.
En previsión a los rumores que llegaban sobre el comportamiento de las tropas nacionalistas cuando éstas entraban en las poblaciones, muchas familias de distintas poblaciones, temerosas de las represalias que pudieran tomar los Regulares y soldados franquistas por haber sido simpatizantes de izquierdas o haber ostentado algún cargo político en la localidad, deciden abandonar sus casas y buscar refugio en zonas aún bajo el control de la República; familias enteras con caballerías cargadas de colchones, ropas, comestibles y niños cargados en los serones, son la imagen de una huida desesperada.
Miguel Sierra Márquez[49], con 16 años de edad fue uno de los muchos evacuados que salió de la Carihuela (Torremolinos) con la intención de llegar a Almería. Años después le describía su experiencia a su nieto:
«Contaba que tardó tres días en llegar hasta Almería, pasando por toda la costa, sin medios para comer y bebiendo de lo que podían coger o les daba la gente.
No podíamos parar porque nos bombardeaban los barcos españoles desde el mar, en tierra nos tiroteaban los italianos y desde el aire los alemanes nos atacaban, además los moros venían detrás nuestra, así que no podíamos parar ni un momento.
Él viajó hasta Almería, desde allí cogió un barco que lo llevó a Barcelona, donde tenía dos hermanos que tuvieron que huir de la Carihuela por denuncias de su propio padre, que les acusó de rojos y hasta bien pasada la Transición uno de ellos no se atrevió a volver a Torremolinos.»
El Parte Oficial de Campaña del Ejército del Sur emitido desde Salamanca el día 8 de febrero de 1937 dice lo siguiente:
«Continuando las brillantísimas operaciones sobre Málaga, a las siete horas y treinta minutos del día de hoy, atravesaron nuestras tropas Guadalmedina, entrando en el corazón de Málaga y derrotando al enemigo que intentaba defender las entradas de la población. Se le causaron más de 200 muertos. Por el norte, el arrollador empuje de las columnas procedentes de Antequera y Loja, coronaban los barrios altos de la capital, venciendo la resistencia que todavía ofrecían algunos suicidas. El material cogido es abundantísimo. Solo en un sector han sido cogidos 12 cañones, ametralladoras, un millón de cartuchos, un avión, gran cantidad de camiones, coches ligeros y numeroso material difícil de clasificar en poco tiempo.
A las dos de la tarde, extinguidos todos los focos de resistencia, desfilaron las fuerzas por el centro de la ciudad, entre delirantes ovaciones y frenéticos aplausos. El pueblo se arrojó a besar las manos de los libertadores.
El enemigo derrotado huyó a la desbandada en dirección a Motril, perseguido de cerca por nuestros soldados. Muchos de los contingentes rojos han sido copados por las maniobras de nuestras unidades, copando una sola de ellas más de 600 prisioneros; otra unidad apresó a una compañía entera de la Guardia Civil. Dos cañoneros de nuestra escuadra han apresado en el puerto de Málaga a dos cañoneros rojos y varios buques mercantes. Han sido puestos en libertad más de 300 presos que los dirigentes marxistas tenían encarcelados, supervivientes de la tremenda matanza llevada a cabo en esta ciudad mártir.»[50]
Como hemos desarrollado, la rotura de los frentes al iniciarse la ofensiva en enero, y el rápido avance rebelde por el oeste y el norte, apoyado en la superioridad aérea y naval, unido a la sorpresa de las columnas motorizadas italianas que el mando republicano no esperaba, provocó una caída de la moral de combate y movimientos de repliegue general, aunque algunas unidades resistieron ferozmente el empuje enemigo. Desde entonces arreciaron las peticiones de ayuda de los jefes militares y políticos al Gobierno de Valencia, cundiendo la sensación de desorganización y derrota. Las noticias del rápido avance de las columnas rebeldes e italianas llevan al mando militar a pensar en un posible corte de la retirada hacia Almería y en la decisión de indicar el repliegue militar y la evacuación de la población civil. Todo ello se hará en un clima de confusión, improvisación y desorganización cercana al caos.
Del total de población que evacuó Málaga, experimentado el peligro real de morir o quedar mutilado, hubo quienes regresaron a mitad de camino con la intención de llegar a sus poblaciones de origen, pero al cruzarse en la carretera con los efectivos sublevados, hicieron su presentación ante las nuevas autoridades, quedando muchos de ellos detenidos.
«Interrogado el detenido dice llamarse como queda dicho, de 16 años de edad, de estado soltero, de profesión pastor; que es natural de Algar pero estaba parando en el Prado del término municipal de Alcalá de los Gazules (Cádiz), que no estaba afiliado a ningún partido y que estaba de pastor con Diego Moreno; que no recuerda la fecha en que salió del pueblo de su vecindad con dirección a Málaga, donde dice ha estado en concepto de refugiado y ha estado en el frente de Málaga haciendo refugios por orden de la casa del pueblo; que de Málaga, al evacuarse la misma por las tropas marxistas, salió con dirección a Levante, internándose en la sierra de Lújar y presentándose en las avanzadillas que dan vista al pueblo de Gualchos y desde allí lo trajeron a esta ciudad -Granada- ingresándolo en la Cárcel; que no ha sido miliciano y que es cuanto tiene que decir.»[51]
«En el Cuartel de Falange se presenta Antonio Gamiz Fernández, de 23 años, natural y vecino de Loja, de profesión albañil, con domicilio en la Casilla de Peones Camineros de los Alazores, procede del campo rojo de Málaga.
(…) No recuerda si fue en la madrugada del seis o siete que entraron en Málaga. Por esta población pasaron sin detenerse y por temor a los barcos nacionales tomaron la carretera o camino que va a Almáchar y Comares, y que como el declarante llevaba un mulo, se fue rezagando del grupo junto con otros compañeros, naturales de Villanueva del Trabuco y pretextando que no habían comido les entregaron los mulos a unos milicianos huidos que se habían unido a ellos, y desde este pueblo de Almáchar, atravesando sierras se pasaron a terreno liberado, quedándose su compañero en Villanueva del Trabuco y continuando él hasta Loja para presentarse como así lo ha verificado.»[52]
Mujeres, adolescentes, hombres jóvenes, maduros y ancianos fueron arrancados de sus familias e ingresados en los distintos arrestos que tuvieron que ser habilitados para la ocasión. La detención duraba escasamente unos días, algunos fueron puestos en libertad ante la declaración de algún vecino solvente que intercedió por ellos, pero un gran número fueron enviado a distintas prisiones donde finalmente muchos de ellos fueron asesinados sin pasar previamente por el calabozo, como le ocurrió a Juan Muñoz Fernández.
El dirigente socialista de Almáchar, Juan Muñoz Fernández, al igual que muchos de sus conciudadanos… «cogió las pocas pertenencias que pudo cargar y con su mujer y sus siete hijos, el último recién nacido, toma la carretera de Almería para refugiarse en la zona republicana. Esta carretera se convirtió en un infierno, los bombardeos eran continuos y las muertes muy numerosas…» nos relatan los hijos del malogrado alcalde de Almáchar. Los testimonios orales nos ayudan a comprender la consecución de los acontecimientos. Juan Muñoz Heredia, nieto del represaliado por parte de los poderes fácticos franquistas nos expone lo relatado por sus tías, testigos directos de la masacre cometida en la carretera de Almería:
«…la marcha resultaba muy penosa puesto que sus hijos éramos muy pequeños. Dentro de los límites marcados por la desesperación, Juan consiguió parar una camioneta, cuyos ocupantes se ofrecieron a recogernos. En esos momentos una bomba cayó sobre la misma matando a todos sus ocupantes. Podemos decir que nos salvamos de milagro. Excepto a nuestro padre, quien tomó la decisión de volver sobre sus pasos. María, su esposa intentaba convencerle de que no lo hiciera, pero las súplicas no fueron suficientes. La pobre mujer le indicó que siguiera solo pero el padre protector se negaba a abandonar a su familia. Al fin todos regresaron, pero fue detenido a la altura de Torrox por parte de los falangistas… De Torrox lo pasaron a Vélez –continúa Juan Muñoz Heredia- donde unos falangistas de Almáchar se lo llevan con la intención de interrogarlo en el pueblo. Él sabía lo que le esperaba y cuando fueron a cruzar el río de Vélez que venía crecido, se tiró al agua desde la mula donde lo transportaban amarrado, con la sola intención de ahogarse. Lo sacaron del agua y lo llevaron a la prisión municipal.»
Los hechos subsiguientes a la detención y deportación son estremecedores: «…En Almáchar la tortura fue bestial…» nos relatan los familiares «…los falangistas se turnaban agotados de darle palos. Pidió agua y se la dieron con cal; le estrujaban vinagre en las heridas. Le preguntaban por las personas que habían matado a dos miembros de una familia de caciques del pueblo. Como él no contestaba, continuaban con la tortura. Al final le pusieron unos grilletes en la cabeza y apretaron hasta que lo mataron…»
El proceso de inhumación también es descrito en todos sus detalles: «… Pero no le bastaron con darle tan horrible muerte…» contó en su momento Josefa Muñoz Fernández, hermana del alcalde, quien compró un ataúd para enterrarlo dignamente «…pero no nos dieron el cadáver a la familia. Lo llevaron al cementerio y tiraron el cadáver del ataúd para poner en él a un cura que había muerto en una cortijada cercana al pueblo. Hicieron una zanja en el pasillo tras la puerta de entrada del cementerio y allí enterraron el cadáver. De esta forma, todo el que entrase al cementerio pisotearía sus restos.»
La población que consiguió llegar a Almería, lo hizo en condiciones pésimas y su sola presencia también causó un grave problema para las autoridades civiles almerienses, puesto que cuadruplicó su población en pocos días.
«La gente se amontaba por las calles de Almería, en proporciones aterradoras, dando a la población un aspecto casi imposible de describir. La carretera desde el frente hasta Almería, era un verdadero río humano, dándose el espectáculo de mujeres, niños y hombres que se morían de completo agotamiento, y otros muchos que se suicidaban, aumentándose así el cuadro de horror que se producía a nuestra vista.»[53]
El deplorable estado físico en el que llegaron los refugiados quedó constatado en el libro de urgencias del Hospital, donde los motivos de atención clínica responden principalmente a heridas de metralla, llagas con úlceras en piernas y pies, y agotamiento físico, todo ello consecuencia de haber recorrido 220 km a pie bajo intensos y constantes bombardeos y ametrallamiento a tierra.
Las condiciones de salubridad en las que llegó esta población obligaron a que la higiene fuese prioritaria para evitar la propagación de plagas, motivo por el que fueron instaladas estaciones de despiojamiento y un parque de desinfección.
Para solucionar el acuciante problema de alojamiento y abastecimiento de los 200.000 evacuados, el Comité Nacional de Evacuación logró que las autoridades civiles de Almería enviaran parte de esta enorme masa de población a otras ciudades del litoral mediterráneo, desde donde, una vez establecidos, trataron de conseguir la reunificación familiar a través de comunicaciones publicadas en prensa:
«Ricardo Sánchez Ramírez, natural de Málaga, desea saber el paradero de su compañera Antonia López Jiménez, que salió de dicha capital el 7 de febrero, en compañía de dos hijos de corta edad.
El miliciano Antonio García García, que se halla herido en el Hospital General de Cataluña, desea noticias de su compañera Ana Fernández Artacho, que, en compañía de sus dos hijos de corta edad, salió de Málaga el día 8 de febrero.
Igualmente se desea saber el paradero de Isabel Carmona Certo con dos hijos, Maribel y Pepito, evacuados también de Málaga. Su compañero José Castellano López se encuentra en Valencia, Jurado de Urgencia núm. 2 (Audiencia).
Encarnación Moncaya Ayala, actualmente refugiada en Tárrega, calle de Torres y Bagés 3, suplica se le comuniquen noticias acerca del paradero de su hija, María Rueda Moncaya, de dos años y medio de edad, que se extravió en un carro en Motril (Granada), y de su madre, María Ayala Pimentel, extraviada en la sierra de Almuñécar (Granada).
Juan Morón Oliva, evacuado de Almargen (Málaga) y refugiado actualmente en Benifallet (Tarragona), ruega a quien las posea, le comuniquen al Ayuntamiento de aquella localidad, noticias de sus hijos Gregorio y Ana Morón Sepúlveda y de su yerno Salvador Escalera Moreno, de los cuales se separó durante la citada evacuación.»[54]
No obstante, pese al elevado número de personas que fueron trasladadas a distintas poblaciones del Levante, el Censo de Refugiados realizado en Almería arroja la cifra de 1.778 asientos que corresponden a un mínimo de 10.146 personas que fueron registradas, terminándose el censo con las siguientes palabras: «En vista de la orden de evacuación del Gobernador Civil Talens Inglá, se suspendió. Los huidos de Málaga continuaron su éxodo hacia el Levante, Murcia, Alicante, Valencia. Almería sufrió tres días de tragedia: bombardeos, saqueos, inmoralidades.»[55]
[1] Bando dictado por el general Queipo de Llano proclamado en Radio Sevilla el 18 de julio de 1936.
[2] Archivo General de la Marina «Álvaro Bazán» (AGMAB). Caja 9468.
[3] AGMAB. Legajo 10387.
[4] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016, pág. 52.
[5] Ídem. pág. 53.
[6] José Sánchez Santos, Comisario político del PCE en Málaga.
[7] Testimonio de José Sánchez Gallardo, presidente de la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga.
[8] Archivo Juzgado Togado Militar de Almería núm. 23 (AJTMA23). Procedimiento sumarísimo de urgencia núm. 116/37. Legajo 1196.
[9] Ídem.
[10] AJTMA23. Sumaria núm. 287/37. Legajo 1004.
[11] AGMAV. Caja 1275, Carpeta 30, folio 32.
[12] Archivo Histórico Municipal de Málaga (AHMM). Actas Capitulares, enero-febrero 1937.
[13] Archivo Fundación Juan Negrín (AFJN). Telegrama de Villalba a Jefe de Estado Mayor y Ministro de Guerra.
[14] AFJN. Telegrama del Coronel Villalba al Jefe de Estado Mayor del Ejército en el Ministerio.
[15] AGMAB. Caja 9468. Servicio Histórico. Estado Mayor de la Armada. Operaciones para la conquista de Málaga. 10 de enero de 1937 a 10 de febrero de 1937.
[16] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016, pág. 167.
[17] Ídem. op. cit. pág. 192.
[18] AGMAB. Caja 9468. Servicio Histórico. Estado Mayor de la Armada.
[19] AFJN. Ídem. Telegrama del Coronel Villalba al Ministro de la Guerra.
[20] AFJN. Ídem. Parte de Operaciones 5 de febrero 1937. Coronel Villalba.
[21] AFJN. Ídem. Declaración del Capitán de Artillería Ginés Aznar.
[22] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016, pág. 191.
[23] AFJN. Ídem. Comunicación del Teniente Coronel Sales.
[24] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016, pág. 192.
[25] Ídem. op. cit. pág. 195.
[26] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016, pág. 197. Y en AFJN. Ídem. Carpeta núm. 6 de documentos aportados por el Coronel Villalba.
[27] AGMAV. Caja 9768 SHEMA.
[28] Ídem.
[29] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016. pág. 199.
[30] AFJN. Ídem. Informe de la Agrupación Socialista de Málaga.
[31] AFJN. Ídem. Informe de la Agrupación Socialista de Málaga.
[32] Fernández Martín, A.; Brenes Sánchez, M.I: 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación. 2016.
[33] Ídem. Op. cit. pág. 203.
[34] AFJN. Ídem. Declaración del Comandante de Infantería, Antonio Cano Chacón.
[35] Ídem.
[36] AGMAV. Caja 9468. SHEMA. Operaciones para la conquista de Málaga.
[37] AGMAV. Caja 9468. SHEMA. Operaciones para la conquista de Málaga
[38] F.J.N. Ídem. Información del Estado Mayor Sector Málaga, Parte de Operaciones del día 6 de febrero de 1937, hora 20:40.
[39] F.J.N. Estado Mayor Sector de Málaga.
[40] F.J.N. Ídem. Declaración de Juan José Olmos Fernández. Director de la Farmacia Municipal. Servicio de Información Especial.
[41] F.J.N. Ídem. Declaración del Capitán de Infantería, Regimiento núm. 11, Ramón Marvá Macía.
[42] Archivo Fundación Negrín (AFN). Servicio de Información Especial. Servicio de Almería.
[43] F.J.N. Teletipo del Coronel Villalba al Ministerio de Guerra a través de Almería.
[44] Testimonio de José Sánchez Gallardo, presidente de la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga.
[45] Ídem.
[46] Testimonio de José Sánchez Gallardo, presidente de la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga.
[47] Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). C. 1295, Cp. 15. Documentos entregados por el General Cuesta. Provincia de Málaga. Hechos ocurridos en los pueblos de esta provincia y fechas de liberación.
[48] AGMAV. Ídem.
[49] Testimonio de Miguel Sierra Márquez (10 de septiembre de 1921 – 26 de octubre de 1992) facilitado por su nieto, Antonio León Sierra.
[50] Hemeroteca de la Junta de Andalucía con sede en Granada. (H.J.A.Gr.) IDEAL, martes 9 de febrero de 1937.
[51] AJTMA23. Causa 63. Legajo 583.
[52] AJTMA23. Causa 63. Legajo 583.
[53] Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). Caja 221, Cap. 3, D. 2.
[54] Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España (HBNE). La Vanguardia, 20 de febrero de 1937, pág. 8.
[55] Archivo Histórico Municipal de Almería (AHMA). Censo de Refugiados.